LA LUDOPATÍA
La
Ludopatía es un trastorno reconocido por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) que lo recoge en su clasificación Internacional de Enfermedades en el año
1992.Sin embargo esta no fué la primera vez que, como categoría diagnóstica y
con el nombre de juego patológico, se reflejó en los ámbitos profesionales. Ya
en 1980 en el Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM_III) de la Asociación
Americana de Psiquiatras (APA), se planteaba su definición y algunos criterios
diagnósticos.
Hoy en día, con la experiencia que existe en diferentes países, nos gustaría
desarrollar una definición más ajustada al modelo de adicción que, nos parece,
explica mejor que ha ocurrido en Catalunya y España en los últimos años, con
unos resultados que se manifiestan insistentemente para cualquier observador:
- El aumento exagerado en la demanda de atención por problemas con algunos juegos de apuestas.
- El aumento del número de afectados que reflejan en los algunos estudios científicos.
- El aumento de las cantidades desproporcionadas, que han acabado gastándose los ciudadanos en algunos juegos de apuestas legales, los últimos veinte años.
Podemos
afirmar, llegado este punto, que la Ludopatía es un trastorno del
comportamiento, entendiendo el comportamiento como la expresión de la
psicología del individuo, que consiste en la pérdida de control en relación con
un juego de apuestas o más, tanto si incide en las dificultades que supone para
el individuo dejar de jugar cuando está apostando, como si nos referimos a
mantenerse sin apostar definitivamente en aquel juego o en otros, y estas
dificultades siguen un modelo adictivo en la mayoría de los casos, tanto en la
manera en como se adquiere o mantiene el trastorno, como en las distorsiones de
pensamiento, emocionales y comunicacionales que provoca y ,desgraciadamente ,en
los efectos desastrosos en las relaciones familiares y amorosas del jugador .
Podemos
ilustrar un ejemplo general y muy habitual, según como interpretemos el
testimonio de miles de jugadores, de como se ha desarrollado el proceso en que
han acabado teniendo problemas con los juegos y las apuestas. No
diferenciaremos entre si los problemas son continuados o recurrentes, es decir
de vez en cuando, porque el trastorno se puede tener en los dos casos, ello no
explicará el nivel de degradación que variaría en función de otros factores que
acerquen al jugador a situaciones de desesperación o endeudamiento hasta
provocar ,por ejemplo, la demanda de ayuda o el descubrimiento por parte de la
familia.
Habitualmente
el jugador se inicia en una situación social determinada, sea con amigos,
familiares o compañeros de trabajo, se puede proponer apostar de manera puntual
a la máquina, ir a celebrar un aniversario o cualquier evento festivo al bingo
o al casino, seguir con un modelo de tradición familiar o social, jugando
combinaciones de fechas a la lotería, por ejemplo.
Igualmente, es fácil que quienes a menudo entran en contacto, en los bares, con las tragaperras, se puedan iniciar solos en la dinámica de juego, ver como otros sacan el premio, intentar distraerse si están aburridos o haciendo tiempo para hacer otras actividades, sobretodo porque no interpretan que lo que hagan sea tan peligroso.
Igualmente, es fácil que quienes a menudo entran en contacto, en los bares, con las tragaperras, se puedan iniciar solos en la dinámica de juego, ver como otros sacan el premio, intentar distraerse si están aburridos o haciendo tiempo para hacer otras actividades, sobretodo porque no interpretan que lo que hagan sea tan peligroso.
En un
plazo de tiempo entre 2 meses y cinco años, estos jugadores que se inician en
el juego pasarán a ser jugadores habituales en un porcentaje muy grande y poco
estudiado, aún siendo pocos los premios que les hayan tocado, interpretando que
no pierden mucho, o quizás que en el bar, bingo o casino, tienen un círculo de
relaciones satisfactorias, entre otros razonamientos, mantendrán el
convencimiento de que la situación de juego no se les escapa de las manos.
Sin
embargo la actividad de apostar repetidamente flexibilizará tanto sus
prejuicios sobre lo que no harían nunca respecto al juego que habrán pasado,
por ejemplo, de gastar en las tragaperras el cambio del desayuno, almuerzo,
café o cerveza, fuesen 25, 50, 100 PTA a jugar, habitualmente en solitario,
cambios de 1000, 2000, 5000 PTA o más, extremo que nunca se hubieran permitido
cuando jugaba ocasionalmente en las mismas tragaperras.
Este
nivel de juego se puede mantener según cada caso particular más o menos a
escondidas, pero supone una afectación directa en las relaciones afectivas y de
confianza que comportará recurrir repetidamente al engaño, sea mintiendo o
escondiendo la existencia del dinero con que juega.
Se da con
facilidad que se mantiene la preocupación por no ser descubierto, el deseo o la
necesidad de recuperar, de quitarle importancia al problema, de poder con la
máquina, con otros jugadores o con los beneficiarios de la actividad, y el
convencimiento de que puede controlarlo o dejarlo cuando quiera, con las mismas
estrategias de cerrarse en sí mismo que lo han culpabilizado y avergonzado.
Todo ello mantendrá al jugador en la estructura adictiva que ha ido desarrollando
a nivel psicológico.
Todo el
esfuerzo y la represión que pueda asumir en sus intentos por dejar de jugar,
fácilmente acabarán en un intento de demostrarse a sí mismo que vuelve a
controlar, a ser una persona “normal” y que el trastorno no tiene, justamente
en esos momentos de recaída, la importancia que tenía anteriormente, porque ya
hacía semanas, meses o años que no jugaba.
Con estas
contradicciones volver a recaer es fácil y aparecen episodios donde a menudo
aumenta la intensidad, en función de como intervienen otros factores, por
ejemplo:
- La disponibilidad de dinero del jugador y el control que existe a nivel familiar.
- La intensidad con que se actualizan las ilusiones de control o la incapacidad para recuperar la conciencia en situaciones de recaída.
- Los problemas cotidianos o eventos vitales que acentúen el aislamiento y la negación del problema, utilizando el juego como una manera de refugiarse o huir de los problemas .
Será más fácil que el jugador se descubra por
insolvencia, acumulación de deudas, desesperación o a veces por casualidad, que
no que pueda pensar y actuar de manera eficaz frente el trastorno.